martes, 14 de junio de 2011


 MANIFIESTO LIMINAR

A los compañeros
A las grandes mayorías del pueblo argentino       

  
Una sostenida convicción del pueblo argentino viene afirmándose en sus pueblos, ciudades y territorios. En sus costas, valles y montañas. Entre sus gentes, a lo largo y ancho del país, entre sus trabajadores, sus profesionales, artistas  y técnicos,  productores agropecuarios y empresarios nacionales, artesanos, docentes, estudiantes y científicos, emprendedores y amas de casa,  jubilados y jóvenes.

Es con el convencimiento que hace a la revalorización de la política es  posible y necesario intervenir y participar en la construcción de una Argentina moderna, participativa, inclusiva, popular, democrática y autónoma. Que nos cobije a todos, sin excluidos, que privilegie los recursos e inteligencias propias, para participar del desarrollo nacional y de la integración sudamericana.  


En tal sentido, volcaremos en las siguientes páginas opiniones y comentarios que delinean nuestras propuestas, como así también, a la vez, nuestro pensamiento. 

Lo hemos concebido como un elemento necesario para la construcción política. Tanto para el ejercicio de la práctica de esa construcción  como para el debate y delineamiento de la Argentina autónoma a la que aspiramos. Coincidimos en que, tan imprescindible es saber de dónde venimos y adónde queremos ir, como las características del presente que estamos transitando.

Este documento, es nuestra verdad relativa, parcial. Y por ende insuficiente. Es que la verdad, como tal, es una construcción   social, a la vez individual y colectiva. Y  su  mayor riqueza  reside en  la  cantidad de  verdades  relativas  que la integran.

Descreemos de aquellos que se arrogan ser portadores de la verdad suprema o de la verdad única. Por el contrario, como ya señalamos,  la verdad es un aporte colectivo que debe ser verificado en la experiencia.  Como oportunamente señalara Juan Perón: “ La única verdad es la realidad”. Por allí pasan, también nuestras Convicciones.
Por lo tanto, esta presentación que acabamos de exponer es, además,  una invitación a sumarse y participar   

                                                                Nestor Kirchner

Néstor Kirchner, dejó esbozados múltiples proyectos por continuar y realizar, todos ellos dirigidos a concretar la transformación que el país necesita. Un eje fundamental de su propuesta consiste en  que nuestra democracia sea honrada, dotándola de contenido nacional y popular, para que configure la expresión auténtica y mayoritaria del pueblo argentino.

Fue el exponente de una generación que retomaba las banderas de sus luchas al calor de duros aprendizajes y que se dispuso a detener la gangrena, que en el 2003 existía en un país que había sido arrasado y sometido a posiciones claudicantes, dependientes, con el aniquilamiento de sus fuentes productivas y de su progresivo sometimiento al imperio.

Su gestión de gobierno partió de una crítica situación del país, producto de las políticas imperantes, que empobrecieron al pueblo y sojuzgaron a la Nación. Con enorme coraje y decisión se dispuso, desde el primer momento, a reestablecer la confianza  del pueblo y sus expresiones políticas, convocando, en cada tribuna, al esfuerzo mancomunado, dirigido a  recuperar la confianza y el respeto en las instituciones de la Nación. Demostrar que es posible y necesario tener una utopía y constatar diariamente que esta utopía es realizable y sustentable. Para esto recurrió a las fuerzas ocultas y latentes de millones de compatriotas.

No dudó en convocar a propios y ajenos, en tanto estuvieran dispuestos a caminar hacia una meta de paz, desarrollo y trabajo. Dispuso, en plenitud, de la fortaleza que da la vigencia plena de la democracia. Reconstruyó la Corte Suprema y la dotó de la independencia requerida `para los poderes independientes. Bregó y logró deshacer el corsé de una deuda externa impiadosa. Rompió la dependencia con el FMI, para que, a partir de entonces, el producto del esfuerzo de los argentinos tuviera como objetivo primordial el bienestar y el crecimiento de todos.

Impulsó la creación de la UNASUR integrando al proyecto a todas las vertientes democráticas legitimadas por los pueblos sudamericanos. Lo guiaron el empeño y el respeto por la diversidad política e ideológica, genuinas herederas de las nobles tradiciones nacidas con la independencia.

Junto con la mayoría de los mandatarios del continente, freno la embestida norteamericana que se proponía fijar como modelo económico los tratados de libre comercio (A.L.C.A.).

Retomó las banderas, por entonces raídas, de los juicios a las violaciones de los derechos humanos de la última dictadura y el castigo a los responsables del genocidio. Dos convicciones lo guiaban:  todos somos "hijos y nietos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo" y no es posible afianzar la democracia escondiendo los crímenes aberrantes y consagrando la impunidad. Sin venganzas ni rencores, para que actúe la justicia, en una experiencia única en la historia de los pueblos y de sus luchas por el recupero pleno de las libertades.

Néstor Kirchner ya no está con nosotros, pero ha dejado una inmensa enseñanza al pueblo argentino. Tanto para aquellos que vienen de fracasos, derrotas y largos años de luchas, como para los  jóvenes, haciendo lugar, además para los sectores más vulnerables: los más desposeídos, los excluidos y postergados, los diferentes y las comunidades originarias. Para esto hubo que penetrar hondamente en la base social, integrándolos y otorgándoles identidad y reconocimiento.

Se convirtió en el arquitecto de la inclusión, la reparación social y la producción, dejando en el pasado aquel país que motivó la rebelión popular de diciembre del 2001. Motivos y resultados políticos, económicos, productivos, sociales, culturales, educacionales y poblacionales han coadyuvado para ello. A nadie escapa el rol protagónico que asumió para delinear el país que muchos argentinos soñábamos y que ya empezamos a vislumbrar. Un país en el que es posible aspirar a un mañana donde cada día sea mejor aún.

Fue consecuente con la defensa y realización de sus convicciones –sin duda no las dejó en la puerta de la Casa Rosada-. Leal, pasional, tesonero, indoblegable, comprendió y ejerció los mecanismos necesarios para lograr un país de reencuentro, en el que floreciera un camino propio de trabajo e inversión, de aprovechamiento de sus riquezas naturales. Aún cuando para ello resultara imprescindible desenmascarar a los camaleones y marcar y denunciar firmemente las vacilaciones, entregas, negociados y traiciones al pueblo y a la patria.

Nos demostró a los argentinos que la mejor manera de construir política -y por lo tanto el bienestar y el crecimiento-, es basarse en las historias de lucha de los sectores nacionales y populares, en amplitud y diversidad, convergiendo las grandes mayorías nacionales en un país que nos contenga y nos conduzca hacia  un destino independiente y de desarrollo.

Dejó un camino de logros, enseñanzas, experiencias, derrotas y triunfos. Nos multiplicó los amigos y denunció implacablemente a los mercaderes del templo. Ese es el legado. Esas son las banderas que cientos, miles, millones de argentinos han retomado. Devolvió la esperanza, la fe y la certeza de las convicciones fraguadas en incontables jornadas de la historia popular.

Ese legado, es el que vamos a impulsar junto a otras organizaciones hermanas y expresiones. Se trata de edificar un país digno, vivible, justo, democrático, autónomo, es posible.

Néstor Kirchner recuperó esas banderas con las que nos reencontramos antiguos y jóvenes activistas, miembros del pueblo, en suma,  dispuestos a sostenerlas. Ello junto a los  numerosos patriotas, que a lo largo de la historia nacional,  aportaron actos de sacrificio, inteligencia y entrega para alcanzar, al calor de los tiempos, esa Argentina de los sueños postergados.

Néstor Kirchner ha sido un hijo de esas historias que nacieron con la patria. Nutrido del ideario morenista, de la gesta sanmartiniana, de la epopeya de la independencia nacional y continental, de la vigencia de las libertades y del sistema democrático de gobierno; de las luchas de mensúes, obreros patagónicos y de porteños de la Semana Trágica; de la autonomía universitaria; de las organizaciones sindicales; del 17 de octubre, de la clandestinidad en las dictaduras; de la resistencia peronista; de los setentistas y las puebladas. Y de tantos compañeros   que, en incontables jornadas, han aportado sus luchas anónimas. Esa historia plena, solidificó las convicciones, que siempre lo guiaron y forman parte de su legado.

Convencidos de ello, hacemos nuestra la palabra Convicciones que manifiesta un principio esencial, de profunda significación, y nos compromete a que, junto con los hombres y mujeres de las expresiones populares y nacionales, lo convirtamos en nombre de nuestro espacio.

La convocatoria de Néstor Kirchner sigue firme.


                                                               El empate hegemónico     


La historia nacional aparece sembrada de desencuentros y proyectos divergentes. En el origen de la patria ya se expresaron y, desde entonces, es posible distinguir hilos conductores, en el devenir de los tiempos, de dos concepciones de país.

Decimos empate hegemónico porque ningún proyecto, ni el nacional y popular, ni el oligárquico e imperial, pudieron instaurar su visión en un plazo mayor a los diez años, .desde el primer gobierno elegido por el voto popular  en el año 1916

Sin detenernos, en este trabajo, en  el análisis pormenorizado de nuestra historia, podemos afirmar que uno de los puntos centrales de nuestras desventuras está en la incapacidad para consolidar un proyecto nacional a largo plazo, lo que entendemos estamos en condiciones de revertir.

Nos vamos a concentrar en las características y los efectos que la lucha de la gran mayoría del pueblo argentino ha venido librando. En especial desde lo vivido a partir de  l945, sin dejar de reconocer el real aporte de las luchas democráticas y la obtención del sufragio secreto y universal de comienzos del siglo XX; el régimen republicano, la desolación y amargura de quienes enfrentaron la crisis del ’30, el fraude patriótico o las leyes de residencia y las múltiples medidas autoritarias que intentaban acallar la protesta.    

Desde la democracia popular del general Perón a la restauración oligárquica y fusiladora; de la Resistencia a las pseudo experiencias democráticas con proscripción; se sucedieron largos años en los cuales los sectores antipopulares y antinacionales lograron imponer sus políticas de atraso y dependencia.

En forma conjunta se le asignaban a las fuerzas armadas, el rol de gendarme de esas políticas y de fuerza de ocupación, traicionando el pensamiento sanmartiniano. jamás desenvainar la espada para causas fraticidas.   

Para la consumación de esas políticas conservadoras dispusieron, entonces, de la plena vigencia de las fuerzas armadas, logrando convertirlas en el vehículo que, con la eliminación de sus expresiones nacionales, facilitara la entrega del patrimonio del país .la subordinación a los dictados de las metrópolis, imponiéndose mediante la represión y la caducidad de todos los mecanismos democráticos.

Del mismo modo, con el debilitamiento de los partidos políticos y de las organizaciones sindicales, se redujeron las funciones del  Estado en cuanto a su intervención en la sociedad, facilitando de este modo la instalación del  modelo agroexportador-financiero, que condujo a la decadencia y atraso económico y social de la inmensa mayoría del pueblo argentino.

Estas expresiones, aún enfrentando la resistencia y la protesta popular, lograron:

- Extinguir, o  reducir al máximo deterioro, la salud y la educación pública,
- Convertir a la justicia en leal a esas premisas
- Privilegiar la especulación financiera
- Eliminar las cadenas de valor en innumerables ramas productivas.
- Producir el cierre y quiebre de empresas y emprendimientos.
- Fomentar la fuga de cerebros.
- Favorecer el desembarco de teorías que alientan la cultura de la dependencia


  El Estado social de derecho (1945-1955)    

Insertar a la Argentina en el nuevo mundo devenido de la Segunda Guerra Mundial,  no fue un proceso llano.

- La crisis mundial del '30,
- El reordenamiento de los países imperialistas, luego de la derrota de la                                versión más sanguinaria del capitalismo: el nazismo; 
- La eliminación de los últimos restos del esclavismo
- La emancipación de numerosos pueblos, convertidos en  países.
- El auge y establecimiento de versiones socialistas en estados europeos y asiáticos y  la consolidación de la U.R.S.S.
- La expansión de los bienes surgidos de la producción capitalista;
- La bipolaridad de los bloques capitalista/socialista,  

resultan meros enunciados de un entramado nuevo y complejo que articuló un  mundo en reordenamiento. 

En nuestro país, interpretar esas nuevas expresiones de la escena internacional y de las posibilidades que se le abrían a la Argentina, demandaba una lectura original de lo que se estaba germinando en las entrañas del país profundo.

La dicotomía Braden o Perón ejemplificaban los dos opuestos de la nueva realidad. O se mantenía al país en los reducidos márgenes de la oligarquía agrícola-ganadera, de la alta burguesía y de sectores importadores o se abrían las compuertas a los nuevos actores del cambio social.  

Aún  desde  antes  era posible percibir, en parte de la sociedad, la añoranza de una  Argentina  que  fue agroexportadora;  el país del atraso y la  dependencia, parasitario, rentístico, especulativo, improductivo y excluyente. 


La transformación del país   
La década de 1945/1955 corresponde a los años de mayor crecimiento de la Argentina y de mejor distribución justa de la riqueza, donde se alcanza el objetivo de consolidar un camino de realizaciones autónomas; conformando la plataforma de un país de matriz industrial. 

Formidable pugna emprende el general Perón. No sólo se dispuso a concretar la conversión del aparato productivo del país mediante sustitución de importaciones, junto con el arancelamiento de carnes y granos, sino que puso en funcionamiento los principios de la Justicia Social, favoreciendo a los nuevos actores, y en particular a la clase trabajadora.   

La memoria del pueblo argentino guardará para siempre aquellos maravillosos años donde surgieron y se universalizaron los sistemas de un amplio desarrollo de la salud pública

- de la educación  gratuita y libre,
- el acceso a la vivienda y creación de nuevos barrios y emprendimientos,
- la incorporación de la mujer como sujeto político mediante el voto; 
- el  privilegiar a la ancianidad y a la niñez;
- brindar coberturas previsionales,
- la vigencia del régimen de remuneraciones salariales,
- combate a la especulación y el desabastecimiento,
- la utilización del ahorro para fines sociales;  la apertura de centros turísticos
- regulación de la actividad del trabajador rural
- el comercio internacional con saldo positivo,
- creación de universidades populares, acceso sin limitaciones a las existentes
- desarrollos de ciencia y tecnología al servicio de técnicas innovadoras;
- modelos productivos federales y democráticos, amplios y prósperos,
- con movilidad social ascendente de importantes contingentes de la comundad
- la creación de una industria nacional fortalecida y de
- empresas estatales en áreas estratégicas de desarrollo autónomo.

Estas conquistas dimensionaron el país del peronismo, contra-cara del país axial de la dependencia anglo-yanqui y de la oligarquía aliada.

En el nivel internacional sostuvo a la república, frente a la división bipolar entre  los EE.UU. y la U.R.S.S., en un posicionamiento de no alineamiento -la tercera posición-,  promoviendo así la causa de los pueblos y, en especial, la conformación de la nación sudamericana, retomando sueños sanmartinianos y bolivarianos.

Soportó el constante enfrentamiento a tales logros, que significaron un enorme paso adelante del conjunto del pueblo argentino, en tanto los sectores conservadores  no vacilaron en descargar sobre las espaldas de las masas productivas una sistemática campaña de ensañamiento y sojuzgamiento. Esta política es la que inaugurará –metafóricamente hablando, la macabra operación de las desapariciones, que décadas más tarde la convertirán en el método de exterminio de miles de personas, con el secuestro de los restos de la compañera Evita, la primera desaparecida.  

Bajo el sometimiento de dictaduras y farsas democráticas, el país les resultaría ingobernable en el mediano plazo, por el amplio y sostenido rechazo a las políticas antinacionales y antipopulares.

Frente a ello, los dueños del poder, pergeñaron diferentes mecanismos de seducción, en particular hacia las capas medias buscando cautivarlas con fórmulas insuficientes y maniatadas, con la proscripción, el estado de sitio y leyes electorales tramposas. Mientras tanto cuando estas pretendíeron romper el corsé impuesto, el nuevo golpe institucional estaba a la vuelta de la esquina.


El país oligárquico  

Desde aquellos imborrables años del peronismo en el gobierno, donde se logró imponer una justa división de la riqueza en partes iguales -entre los trabajadores y los empresarios-, nunca cesó la disputa por la cuota de participación.

Disputa que, desde la caída de Perón hasta el advenimiento del Kirchnerismo, ha sido hegemonizada por las expresiones concentradas y conservadoras de la economía, apoderándose de nuevos rangos de participación del usufructo nacional, todo esto en el marco de una desenfrenada codicia.

Para defender sus intereses la oligarquía se alió con el imperio de turno. Esta afinidad es de intereses y de concepción ideológica, siempre en contra de las grandes mayorías populares. Inclusive cuando las expresiones más débiles del campo popular fueron gobierno –ejemplo claro son algunas experiencias del partido radical-  no dudaron en volver a gestar golpes de Estado.

Esto condujo al:

- empequeñecimiento del país; 
- alineamiento con la política de EE.UU. en el mundo bipolar.
- anclaje en modelos productivos de primarización de la economía.
- afianzamiento del capital financiero.
- abandono de toda instancia propia de desarrollo autónomo.
- la dependencia cultural, subordinada al imperio.

Esto sin dejar de reconocer que aún en condiciones de dominio del proyecto conservador, siempre hubo otra argentina que resistía, con las banderas nacionales y populares en todos los campos del quehacer nacional.

Una curiosa expresión de esto, a nivel global, es la habitual imagen geográfica de un planisferio, subjetivamente categorizado. En el mismo las metrópolis pueblan el centro y el inmediato norte, en tanto el resto habita en los márgenes. Pareciera que la noble naturaleza no ocupara los mismos espacios de giro y tiempo para ubicar, por caso, al Africa  o a la Patagonia, o a cualquier otro continente/país en el vértice superior.

La democracia 
Queremos resignificar y valorizar al máximo  la palabra democracia. Bastardeada hasta extremos incalificables por los sectores oligárquicos-neoliberales, que hicieron denodados esfuerzos -aún hoy- en pretender mostrarse como los adalides de la custodia del ideario republicano y democrático. La verdad es que siempre la han utilizado, a lo largo de décadas, pero como una mera herramienta más en su accionar de dominación.

Para nosotros, una convicción que nos queda es que siempre que se avasalló la Constitución y la democracia imperó la muerte; el avasallamiento y el hambre para el pueblo argentino. Sostenemos, por lo tanto, que la democracia permite el error y, más aún, corregirlo.

Por otro lado, afirmamos que los únicos garantes plenos del Estado de derecho; de las libertades democráticas; del desarrollo amónico y sustentable; de la convivencia pacífica entre los ciudadanos, son -y han sido- la inmensa mayoría del pueblo argentino.

En tal sentido, destacamos que todos los gobiernos peronistas surgieron de elecciones libres y democráticas, En continuidad con esa historia los gobiernos de Néstor y Cristina, son custodios inalterables del sistema democrático y del ideario republicano, y han profundizado la participación popular en todos los ámbitos.

A titulo de ejemplo señalamos:

- la confirmación plena de la Ley,
- garantía de elegir y ser elegido,
- promoción de paritarias laborales,
- presencia activa y democrática de los claustros universitarios,
- garantía del libre accionar de las organización de  la comunidad,
- no criminalización del reclamo,
- aplicación en profundidad de: Memoria, Verdad y Justicia,
- promulgación de políticas de seguridad en el marco de la ley,
- vigencia plena de los derechos humanos,
- garantía constitucional de acceso a juicio justo,
- independencia de los poderes constitucionales,
- puesta en justo valor de la institución presidencial,

Por lo mencionado valoramos lo realizado por Néstor y Cristina en cuanto haberle restituído  significación a la palabra democracia.        

Admitimos, críticamente, el desvalor que tenía la democracia en el pensamiento político de los '70. Aquellos años, inundados de una de las movilizaciones generacionales más masivas, terminaron en una derrota popular con miles y miles de hermanos y compañeros masacrados y exiliados. 

En esos términos ubicamos a los compañeros Néstor y Cristina como expresiones del compromiso y la vocación en la búsqueda del progreso social para los trabajadores y el país, en el marco del  respeto a las leyes de la política y en el avanzar como parte del movimiento nacional y popular y no como vanguardia esclarecida. Esta es parte de la lección aprendida.

Desde diciembre de 1983 se ha venido asentando un camino que, con innumerables tropiezos y sacudidas, afianzó poderosamente en el pensamiento de la sociedad argentina la convicción de la elección de la democracia como modelo de vida. Democracia que valoramos integralmente, cuando adquiere un contenido social y de participación ciudadana.

La abrumadora mayoría del pueblo argentino ha dado y continúa dando plena convicción de su irrenunciable vocación de que la democracia es el sistema de gobierno adoptado. Innumerables ejemplos podrían tomarse de esa admisión y su sostenimiento. 

En este sentido, destacamos plenamente la acción de las Madres y Abuelas, como de víctimas, Familiares e Hijos de detenidos-desaparecidos ante los asesinos, apropiadores y torturadores. Nunca se les asestó la justicia por mano propia, todo lo contrario. Durante incansables tres décadas han venido, y continúan haciéndolo, reclamando que se aplique la ley y el castigo consecuente con los responsables del genocidio de estado.



La dictadura militar  

Repasando, a grandes rasgos, el proceso histórico que anteceden a los últimos años transcurridos, el período de la dictadura del proceso es el que más ha ensombrecido la historia nacional.

Esta dictadura fue el recurso más extremo y siniestro, al que llegaron los sectores oligárquicos y del imperio, teniendo a las fuerzas armadas como su brazo ejecutor.

La firme decisión de doblegar cualquier aspiración popular de mejoras y hasta la pretensión de discutir los términos del contrato social, degradó a los militares al extremo de conducir a la Argentina a la peor noche vivida.

- Treinta mil desaparecidos.
- Millares de torturados.
- Secuestro de menores, violaciones.
- Miles y miles de exilados.
- Avasallamiento de todas las libertades.
- Derogación de la vigencia de la Constitución Nacional.
- Censura, listas negras y quema de libros.
- Miles de ciudadanos prohibidos de opinar, pensar y trabajar.
- Prohibición de las actividades políticas, sindicales, de agremiaciones  
  profesionales o de ramas productivas.
- Intervención a sindicatos y universidades.

Fueron estos, en síntesis, los resultados, en términos políticos, de esa inacabable noche.



La guerra de Malvinas  

Como si las atrocidades antes comentadas no hubieran alcanzado, declararon la guerra a los ingleses por las Malvinas, bastardeando el reclamo histórico, como recurso final de perpetuarse en el poder.

Decisión que implicó la muerte de cientos de compatriotas y de millares de heridos, y que impuso un brutal retroceso en las negociaciones diplomáticas que se habían venido llevando a cabo hasta entonces al calor de resoluciones de las Naciones Unidas y que habían permitido, además, un ámbito de negociación pacífica, en el marco de la solidaridad y el reconocimiento internacional contra el enclave colonial y de respaldo a la causa argentina.

El vergonzoso  y  criminal  rol  de  las  cúpulas de las fuerzas armadas-  en particular las conducciones de la Marina y  el  Ejército-  en la contienda,  demostró, una  vez más, de un modo cruento, el  carácter y la dimensión de gran parte de aquellas fuerzas  de entonces: corruptas, ineficientes, claudicantes, agregándole al genocidio el aventurerismo asesino


La restauración democrática y el alfonsinismo  
La caída de la dictadura y el retorno de la democracia volvieron a poner sobre el tapete el tema de la conducción del proceso de pugna por la distribución de la riqueza.

Esta restauración vino acompañada

-          del resurgir de los valores democráticos;
-          del desmantelamiento del aparato represivo;
-          del recupero de las formas institucionales en sindicatos, partidos políticos, organizaciones sociales, estudiantiles, empresariales;
-          y el inicio de la investigación y juzgamiento de las atrocidades cometidas contra los derechos humanos y el patrimonio de millares de connacionales.

La transición democrática resultó un estallido de reposicionamiento urgentes, bajo un común denominador de reclamo: “¡¡¡Basta de dictadura y restauración democrática, ya!!!”

Si bien había unánime coincidencia en ese reclamo, la discusión estaba planteada en cuándo y cómo se debía definir el rumbo de la democracia.

- La existencia de una fuerte estructura financiera-especulativa;
- la alta concentración monopólica industrial;
- un campo abatido y endeudado,
- la ausencia de emprendedores e inversiones genuinas;
- el proceso de quiebre de ramas enteras de actividades que,
- junto con la condicionante deuda externa

debilitaban al proceso democrático. 

A su vez, nos encontrábamos con partidos políticos en reorganización que coincidían en el reclamo democrático, como así con la existencia de un sindicalismo que, si bien raquítico, había sobrevivido con cierta organicidad y agallas combativas especialmente la corriente nucleada en la CGT Brasil.  

Asimismo, el partido militar se había replegado, pero que no había sido suficientemente vencido. Arremetía y pretendía convertirse en árbitro del rumbo del restablecimiento democrático.

Los hechos de la Semana Santa de 1987, mostraron la fortaleza del pueblo y su convicción de no volver al pasado, ante la nueva intentona militar. El gobierno, si bien la conjuró, para ello pactó con el diablo, ante el riesgo de un nuevo golpe y la caída de la democracia.

El gobierno del '83 intentó expresar al conjunto de los sectores nacionales y populares colocando a la cabeza de sus propuestas del retorno democrático- como había ocurrido en el yrigoyenismo setenta años atrás- a las capas medias de la ciudad y el campo, tras las cuales buscó, y en un principio logró, alinear mayoritariamente a las restantes fuerzas sociales y productivas.

Los trabajadores parcialmente le dieron su voto. La clase obrera ya no era la de 1916 cuando había aceptado, como expresión naciente, acompañar a la instancia yrigoyenista.

El alfonsinismo, que dio muestras de cierta audacia política, no avanzó más que en la formulación de la alianza social con conducción de los sectores medios, formulando temas y posicionamientos de fondo ante un país que renacía desde el ocaso y la desazón. Ello sin generar alternativas o librar conflictos potables que lo terminaron por desgastarlo y encallar.

La brutal crisis económica y las disputas políticas, volvían a darle aire a los sectores oligárquicos-neoliberales que habían sido desplazados pero que conspiraban en las sombras, dispuestos a volver y completar la tragedia del país, pero esta vez bajo la democracia y de la mano del principal partido popular.



El Peronismo  

Concebimos al proceso político del peronismo como divisible en cuatro etapas, y pequeños periodos intermedios, desde el ‘45. Estas etapas marcan los distintos momentos que atravesó el movimiento popular más importante de la Argentina desde su nacimiento. 

La primera, la que germina en la Secretaría de Trabajo y que delinea el general Juan Perón, genera, a partir de las elecciones de febrero del '46, el gobierno más importante y trascendente de la historia argentina. En 1955, con la Revolución Fusiladora reconocemos el final del este período.  

El segundo peronismo, es el que se reconoce desde la Resistencia hasta el golpe de 1976. Regían la prohibición de nombrar al Líder exiliado y de buscar de caminos que abrieran la posibilidad de su retorno. Dieciocho años de innumerables luchas donde la participación popular alcanzó una épica imborrable en la historia de los pueblos y su lucha por la libertad. El fin del período se da en el marco de un fuerte enfrentamiento interno en el propio peronismo.

Los años transcurridos entre el 76 y el 89 expresan una fuerza política que no había podido debatir internamente ni afrontar los cambios que la nueva realidad imponía, en particular por la claudicación de parte de la dirigencia de la llamada renovación.  El proceso cafierista se presentaba como una experiencia renovadora que finalmente sería abortada por Menem al reordenar las estructuras y producir un vuelco a la derecha ,convergiendo con los sectores más concentrados y sus expresiones políticas más cerriles, adscriptas al Consenso de Washington.

El menemismo, en el marco de las teorías liberales imperantes y sus propias debilidades ideológicas y personales así como sus ansias desmedidas de protagonismo, se dispuso a calzarse la ropa que la antipatria le determinara. De modo tal que empuja y entrega el mayor movimiento popular del país a la aventura neoliberal.  


El menemismo  

La tercera etapa del peronismo, consideramos que ha sido el menemismo. El cual, desde el poder, desbarató toda la construcción realizada por el general Perón. Lamentablemente lo hizo con el voto ciudadano, mayoritariamente peronista. Utilizó todos los mecanismos legales y democráticos para ocupar el gobierno durante diez años y consumar el mayor latrocinio y la mayor entrega.

En 1989 el peronismo se presentó como el movimiento indicado para    reencauzar el proceso abierto desde la democracia. La experiencia inmediata post dictadura había significado una importante revisión interna, donde la Renovación, adquiría significación.

El ex gobernador, aparecía como la expresión de las provincias des-industrializadas, con formas productivas pre-capitalistas, con cultivos escasos y burocracia estatal,  al que se le depositaban las aspiraciones de dar vuelta la página y completar el camino delineado, para lo cual recurre, simplemente  a la consigna: ¡¡¡Síganme, que no los voy a defraudar!!

Su acción de gobierno solo debiera ser juzgada como eficiente y eficaz, en los términos de la anti-Nación. Como la contra-cara de los fundamente sociales, ideológicos, políticos, culturales del peronismo originario, que tiene como norte el bienestar de los trabajadores y la producción nacional. La traición fue consumada.

Terminó por destruir todos los andariveles productivos nacionales y abrió de par en par las fronteras al capital concentrado y usurario, expandiendo sobre los trabajadores y sobre la mayoría de la  sociedad, una plaga letal.

La diferencia con el plan económico de la dictadura es que entonces se consumó en democracia .Legítimamente elegido, llevaría a cabo el plan más antinacional y antipopular que se haya aplicado en la Argentina con el voto popular.   

Desde julio de 1989 hasta la rebelión popular de diciembre del 2001 fue el tiempo del neoliberalismo más contumaz. Sin metaforizar, el país fue destruido.

Por aplicar las políticas del Consenso de Washington, a rajatabla, el imperio tomó a la Argentina como el mejor ejemplo de su sometimiento ante el mundo, manifestado con las vergonzantes relaciones carnales. las cuales caracterizaban la envergadura de la sumisión.  

Aún cuando la naturaleza de las políticas aplicadas resultó la antítesis total del ideario peronista, las mismas fueron llevadas adelante por el Partido Justicialista, aunque con oposiciones internas, tanto en el campo político como en el gremial.

Del mismo modo, valoramos y aceptamos como cierta, la posición de muchos que planteaban que, en esa oportunidad histórica, la lucha había que darla dentro del partido, tal lo que sostenía Néstor Kirchner y ejercía Cristina en el Parlamento.

Aún con una correlación de fuerzas totalmente en contrario, la consigna era preservar los recursos y disponerse como opción, pero dentro del Partido Justicialista para cuando llegara el momento  presentarse como alternativa, dentro del movimiento, el partido y  la sociedad, que en realidad fue lo que sucedió.



El kirchnerismo  

Interpretamos que con Néstor Kirchner, se inaugura el 25 de mayo del 2003, la cuarta etapa del peronismo.

Retoma las banderas más emblemáticas y auténticas del peronismo y de sus tradiciones históricas y lo posiciona, desafiando a la Historia, ante la nueva realidad del país y el mundo.

El kirchnerismo logra abastecerse del peronismo, su fuente natural, pero también integra a numerosos contingentes que lo asumen en su carácter multipartidario como expresión transversal.

Su llegada al gobierno, produjo un viraje estratégico llevando su figura de menos a más. De casi un desconocido en los comienzos, hasta el  cierre de su periplo vital, con el reconocimiento multitudinario y popular.

Las presidencias de Néstor y Cristina abren un proceso social y político nutrido de las mejores expresiones del peronismo: la independencia económica, la soberanía popular y la justicia social.

En estos tiempos se hace imperioso agregar nuevas banderas, ya bosquejadas por el propio General Perón. En este sentido entendemos: que hay incorporar plenamente a nuestra base doctrinaria: la vigencia plena de los derechos humanos; la defensa del medio ambiente y la tarea de impulsar la constitución de la nación sudamericana.

La formidable experiencia que vienen atravesando el pueblo argentino y las hermanas naciones sudamericanas, hacen vislumbrar un futuro de desarrollo y de atención de las demandas postergadas durante siglos. Experiencia que a su vez provee el marco de posibilidad para alcanzar estos objetivos.



Cristina Kirchner  

Su gobierno marca y enfatiza la impronta distintiva de consolidar y profundizar el proceso hacia una Argentina independiente. Tomó las banderas desplegadas en mayo del 2003 agregándoles a las mismas otras que continúa incorporando.

En ese camino, se ha venido delineando una gestión de gobierno férrea y sólida en la disputa con las corporaciones mediáticas; sojeras; religiosas e industriales, altamente concentradas.

En el campo social resaltamos el incremento de la previsión social, extendiendo los beneficios de la jubilación a enormes contingentes de trabajadores no registrados; beneficiando a los niños en su escolaridad y su salud, mediante la asignación universal por hijo. Así mismo subrayamos  la consagración de derechos igualitarios para sectores postergados y discriminados de la sociedad.

Su tarea en el actual gobierno profundiza la perspectiva de abandonar el purgatorio y disponernos a alcanzar mejores condiciones de vida de manera sustentable.

Sin dejar de lado ninguna oportunidad, recurre a toda tribuna posible para convocar a los argentinos a respaldar y afianzar el camino emprendido.

Atravesada por una pérdida irreparable, ha dado muestras de una gran entereza y temple tanto ante el dolor como a los sinsabores que depara la gestión, sobrellevando la tarea de construcción del país que soñaron, al igual que millones de argentinos, con su esposo.

Su continuidad, de acuerdo con la posibilidad que concede la Constitución Nacional de acceder a un nuevo mandato, permitiría consolidar y profundizar la naturaleza del camino emprendido.

La Agrupación CONVICCIONES impulsa y apoya la continuidad de Cristina para el período de gobierno 2011-2015.



Cómo continuar la historia   

Una nueva oportunidad atraviesa al pueblo argentino. Dos de sus mejores exponentes fueron elegidos y han demostrado ser capaces y dispuestos  finalmente, a dar vuelta la página de la historia nacional de las injusticias, los revanchismos y el estancamiento.

Como dijimos, esos tiempos de destrucción de las fuentes de trabajo, de ramas enteras de la producción, del país subalterno, dependiente, nos imponen  el desafío de dejarlo atrás. Volver a decir -con aquella expresión también profundamente arraigada- que aquel país: ¡Nunca Más!

Los últimos ocho años han permitido demostrarnos que aprendimos a caminar en las penumbras para alcanzar logros que hoy forman parte del pensamiento y convicción de la  inmensa mayoría del pueblo argentino.

La vigencia plena del sistema democrático; el ejercicio irrenunciable de los derechos humanos; la permanencia de una Corte Suprema de Justicia independiente; la defensa del reclamo de devolución de las Islas Malvinas por medios pacíficos y la intangibilidad del territorio nacional, incluido el sector antártico, ya forman parte de la categoría de bienes supremos irrenunciables de los hombres y mujeres que habitamos este suelo y que abonan el rumbo para convertirnos en una vital Nación.

Estos acuerdos tácitos, que se reconocen en las grandes mayorías, sin diferenciar niveles sociales, económicos o culturales en su ejercicio y defensa, son los que dan base para lograr el proyecto de ser un país productivo e independiente.

La estructura que se ha ido edificando muestra, incontrastablemente, la viabilidad de sostener y profundizar el rumbo del ejercicio de las decisiones autónomas que tenga como fin el bienestar y el crecimiento del pueblo y de la nación en la elaboración de una matriz conformada por el trabajo y la producción nacional.

Poder afincar el modelo de justa distribución de la riqueza es la meta. Institucionalizarlo. Dotarlo de las herramientas necesarias para su sustentabilidad. Corregir los errores, profundizar los aciertos, y actuar como centinelas, detectando tanto las oportunidades como las amenazas. Industrializar el país, desarrollar intensamente las actividades agrícola-ganaderas; mejorar y ampliar las redes de servicios, infraestructura y de transporte. Privilegiar la investigación científica, aportando a la innovación y a la optimización de las fuentes productivas.

Generar el círculo virtuoso donde las expansiones propuestas actúen en el mejoramiento de las necesidades sociales básicas insatisfechas. Apuntar al bienestar de los habitantes; a la existencia de trabajadores altamente capacitados fruto de una educación y capacitación esmerada en el marco de servicios de salud y prevención de atención universal. 

Convertirnos, por tanto, no sólo en abastecedores de recursos primarios sino, además, llevar la cadena de producción a la incorporación de fuerte participación de valor agregado producido con insumos del país.

El camino está emprendido. Néstor lo inició y Cristina lo  continúa. Todo nuestro apoyo a tamaña gesta.

Alcanzar a convertirlo en un bien  irrenunciable del pueblo argentino es una misión que nos involucra a todos. Más allá de los tiempos, los momentos y las personas. Es un camino al que convocamos a sumarse. Es para todos y para ello  se necesita que se sumen todos.

A 200 años de los hechos de mayo de 1810, signados, como hemos venido sosteniendo a lo largo de estas páginas, por avances y retrocesos, luchas y proscripciones, crisis económicas y desastres sociales, de enfrentamientos políticos estamos encaminados a fortalecer nuestra base común de identidad nacional.

En tal sentido no compartimos las visiones maniqueas de la realidad ni de la historia Si bien en el trascurso del documento mencionamos dos grandes líneas que han recorrido nuestra existencia, no dejamos de distinguir firmemente que resulta imposible encontrar hechos o personajes en estado de pureza plena.

De modo que, fuera del ejercicio del comisariato político que asigna dones y virtudes o descalificaciones y enemigos –más allá del vasto núcleo perverso-, consideramos que los argentinos aún somos, en alguna medida una suerte de Florida y Boedo, un coexistir de antinomias que algunos intereses se esfuerzan en sostener para su propio beneficio

Creemos que las circunstancias históricas actuales favorecen delinear un país de concordia entre la inmensa mayoría del pueblo argentino. Más allá de circunstancias o coyunturas tácticas y de intereses de oportunidad.

Cada día más, se establecen logros estructurales con incidencia en las convergencias sociales, afianzando una gobernabilidad dentro del orden democrático y con un rumbo positivo. Para ello creemos plenamente en el profundo sentido de trabajar en la elaboración de políticas de estado que le den existencia y coincidencia a los grandes temas que constituyen los pilares de la institucionalidad del modelo que hemos venido analizando y sostenemos.

En tal sentido valoramos como un ejemplo y un logro que debiéramos profundizar y extenderlo, la firma del Acuerdo de Seguridad Democrática que fuera suscripto por una inmensa cantidad de expresiones políticas, referentes y organizaciones sociales. 

Nos encontramos en condiciones de trabajar por la unión de todos los sectores nacionales y populares.  Ello será la mejor garantía de sustentabilidad y crecimiento dentro de los lineamientos que hemos venido experimentando y conociendo.


Este desafío es el que acompaña la formación de la Agrupación CONVICCIONES y que llamamos a sumarse.

La dimensión de las tareas a emprender es inmensa y demanda la convocatoria de cada vez más argentinos, dispuestos a aportar por una Nación Democrática, Popular e integrada en Sudamérica.

Te convocamos

Las puertas están abiertas

Un fraternal saludo

Agrupación CONVICCIONES
Mayo de 2011

    Néstor Orlando                                                                    Osvaldo Daniel Avelluto       
 Secretario Adjunto                                                                      Secretario General

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