(Breve historia de caminos mares y
cielos)
Escribo y sueño, sin puntos ni comas, sin
obediencia debida y sin punto final.
Soy de un tiempo verde y nuevo, me siento de
Buenos Aires y del mundo.
Soy de aquella generación de San Telmo, de Vietnam
y del Viet –Tango,
Soy de aquellos que marchaban al son de “Yankees
go home”( cuando la Sexta Flota
anclaba en Mar del Plata para efectuar maniobras conjuntas y solidarias).
Soy del huracán sobre el azúcar, aquel viento
caribe que llegó a mi esquina.
Soy de ese tiempo- Rey de corazones- que aún
vive y busca volar de nuevo,
Soy de aquellos que cantaban” la poesía es un
arma cargada de futuro”.
Fui de una película donde estábamos vos y yo,
él y ella y tantos otros,
con Joan Manuel y Comisaría Octava, con Sui
Generis y militantes,
con militares de cabezas vacías y jugo de
tomate frío en las venas.
Subido a una balsa, recorrí Corrientes, y
algún parque y algún amor.
Soy de aquella generación que resistió y
sobrevivió.
¿Te acordás que frío? ¿Te acordás de aquel
Buenos Aires frío- desaparecido?
¿Se acuerdan de Alfredo y María y del hijo que
dieron a luz en Devoto?
¿Quién se olvidó de los que arrasaron una
generación?
Fue en el nombre de la Patria , el Himno Nacional,
el General Cinco Estrellas,
y los valores perdurables de Occidente y el
Ser Nacional.
Y pasó
el tiempo….
En este café de Buenos Aires, hoy recuerdo con
vos. y mi voz no se queda en el ayer.
Sé que aún así, con idas y vueltas, con los
vientos del vivir, y desde entonces,
continuó la vida y retornaron las primaveras
ineludibles,
y florecieron los jazmines del país,
tenaces como la vida, como tu cuerpo, como el
amor.
Y el submarino amarillo siguió navegando,
y una voz aún dice” Todo lo que necesitas es
amor”.
y Joan Manuel sigue cantando “¡Ay, si yo
pudiera unirme a un vuelo de palomas”
Por eso, entre lluvias, primaveras y esquinas,
escribo y sueño,
Hago un brindis sin puntos ni comas, sin
frígidos ni frígidas ,
y me salen cataratas de palabras inconexas o
conexas:
abrazo - Cuba- libertad-sos mi amiga- sos mi
amor-
no te
falles- no te rindas- no te borres de vos.
Y sueño con calabozos vacíos y corazones
poblados de amor
y con una Buenos Aires verde y azul, blanca y
negra de palomas,
palomas de la calle Bolívar y más allá el Sur.
Porque yo soy de un tiempo de utopías, soy
utópico,
padezco de un síndrome caracterizado por la
creencia persistente
en el amor, el abrazo y otras cosas
disolventes y ajenas a nuestro Ser Nacional,
a nuestro estilo de vida y a los valores
eternos de la Patria ,
que se forjaron en las gestas heroicas de
Chacabuco, Maipú y la ESMA.
Padezco de utopías (y dicen, afortunadamente,
que son incurables),
Porque aquí o allá, en Buenos Aires y en otros
rincones lejanos,
encontré siempre- o a veces inventé- una
puerta verde, como aquella de la infancia,
una ventana siempre abierta, iluminada,
una ventana que siempre espera ver la poesía,
es decir el encuentro de las almas y los
cuerpos,
el recorrido por el túnel verde que va hacia
la primavera.
Por esas y por muchas razones más, escribo y
sueño, resisto e insisto,
porque sé que toda vida verdadera es
encuentro.
En Buenos Aires, entre Corrientes y mi corazón,
aún navegan
un rostro de mujer, una tarde celeste y
rosada,
un submarino amarillo y aquella balsa de la
canción,
aquella que se va desde el hoy hacia el
mañana…
Jorge Nieto